
El mundo se encuentra muchas veces dividido. La separación nos hace sufrir. La distancia provoca soledad, y la soledad tristeza. Cuando encontramos personas separadas por un acantilado peligroso la solución es un puente, que permita el encuentro con los que antes estaban alejados, el intercambio, e incluso la amistad
Y… ¿cómo puede conseguir hacer esta impresionante obra de ingeniería? ¿Con qué medios cuenta para realizarlo? Pues con sus tareas de cada día. Vive en medio del mundo, pero en lugar de identificarse con él, quiere cambiarlo. Para ello comparte todos los sufrimientos desde la enfermedad hasta la soledad de quien pasa más desapercibido en nuestra sociedad. El sacerdote acoge, sirve e intenta alegrar a todos, desde los más pequeños a los más ancianos…
Y en la soledad con Jesús va encontrando aliento para tatar de indentificarse con él y continuar siendo puente, siendo expresión del Señor en la tierra, de modo que cuando le miren puedan saber que Dios está cerca de ellos, que les quiere y acompaña. El sacerdote ayuda a que muchos se acerquen a Dios.
Qué vida la de aquel que hace de puente entre Dios y los hombres… ¡Puede ser la tuya! ¡Sacerdote de Jesucristo!
«Nada hay en la tierra tan sublime como el ministerio sacerdotal» San Juan de Ávila







