
Empiezo presentándote a margarita. Es una abeja incansable que no deja nunca de buscar y buscar en los más variados rincones las flores más maravillosas. Pero, Marga no trabaja para ella. Su tarea la cumple porque sabe que puede colaborar con su colmena, la casa donde viven cientos y miles de abejas más.
La Iglesia también es un Reino, en el que algunas personas sirven a todo el conjunto en misiones indispensables. Por ejemplo, la madre marta se ha consagrado para educar a los niños en la escuela. Los hermanos Fermín, Andrés y Marcos fueron enviados a Tanzania, donde han construido una pequeña escuela que también sirve de dispensario. A Marc nadie le hace caso en la calle, hasta que le encuentra y ayuda Sor Lucía, como hace cada día con muchos como él. Mientras tanto fray Antonio atiende, no importa su condición, a todos los que se acercan hasta su consulta. Otros muchos como cartujos, carmelitas o cistercienses, oran ofreciéndose como lámparas encendidas ante el Señor, por el mundo y por todas sus gentes
Son muchos los hombres y mujeres que entregan su vida en la acción o la contemplación en formas de lo más variado trabajando por toda la colmena. Ellos consagran cada segundo a su misión, con exclusividad. Y con ello edifican la Iglesia en el mundo entero y por el bien de todas sus gente.
Es así como colaboran para que Jesús siga reinando. Se esfuerzan por regar plantas de todo tipo y color para que el jardín crezca cada día más hermoso.
Qué mejor que entregar la vida enteramente a Dios que es su dueño.
«Sólo hay un error en la vida, no gastarla por Dios» Santa Clara de Asís







